Me amaste en París
cual si fuera el último destino.
Esculpiste con besos mi espalda
y vertiste a mis pies tu río Sena.
Conquistaste mi invierno
guiñándole un ojo
a la Dama de Hierro.
Hay gemidos
que deambulan en Montmartre
y deseos
que piden libertad en Madeleine,
mientras quedan las memorias atrapadas
en el Puente de los Enamorados,
y los inválidos
nos muestran el camino a la isla de Saint Louis.
No hay otro París como el tuyo,
del hombre desnudo
pintado en mis ojos,
que bebió las noches en copas de champán,
el que amó a su Gioconda trazo a trazo.
Yenilen, esto es lo que yo llamo, esos momentos en que la energia del universo lo atraviesa a uno de lado a lado, estas hecha poesia, no la escribes, eres poesia y ella te usa para hacerse carne.
ReplyDeleteGracias, gracias, gracias...¡Qué bellas tus palabras! ¡Cuánta tibieza! Eres un lujo....
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